otro día como ayer, puede que incluso un poco peor. el objeto está inmerso en un proyecto que ahora se arrepiente de haber puesto bajo las botas del Dueño pero del que no puede desvincularse, por lo que tiene que trabajar en él a tiempo completo. como en otras ocasiones el tiempo se le ha venido encima y para el objeto no es más que una prueba más de que no puede gestionar su tiempo, sus acciones, su vida en definitiva. cada vez que se aleja lo más mínimo de las directrices del Dueño o no lo tiene presente, porque sería cargar demasiado al Dueño con las ocupaciones del objeto, todo se tuerce y empieza el objeto a sufrir. esto ya ha asumido que una cosa es el dolor, incluso el infligido por el Dueño, y otra cosa muy distinta el sufrimiento, que viene ocasionado por otras causas. hoy el objeto ha vuelto a ser consciente de un hecho: fuera del Dueño todo es sufrimiento, bajo sus botas hasta el dolor es placentero.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
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