a veces el objeto piensa que no va a poder seguir, que es demasiado lo que tiene que afrontar cada día. ayer fue un día malo y hoy no ha mejorado. aparte de todo lo que está ocurriendo: la pandemia, las muertes, las hospitalizaciones y las medidas que se están tomando para parar la enfermedad, el objeto tiene que seguir simulando ser humano y ya planteó en su momento al Dueño que tal vez ocurriera que no pudiera seguir adelante, que llegara a un punto de inflexión donde no pudiera seguir tomando las pequeñas decisiones que tiene que tomar para simular ser humano. hoy, como ayer, ha sido uno de esos días en los que se ha sentido incapaz, en los que pensaba que todo le sobrepasaba. el objeto, en frío, lo entiende. entiende que vive una contradicción constante entre el Dueño, que lo ha reprogramado, cambiado hasta el punto de pensar que lo ha hecho de nuevo, que le ha ordenado someterse hasta el punto de no tener derechos, deseos o pensamiento propio; y el resto de su vida, en la que simula ser humano teniendo que tomar microdecisiones y hacer gestiones para poder llevar adelante el trabajo. el Dueño está ahí, siempre está ahí, pero a veces el objeto siente que no puede. en el fondo es el tributo que debe pagar por ser una propiedad.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
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