a veces una combinación vanilla es la mejor puerta para el mundo kinky. llevar un pantalón de cuero en un contexto o entorno vanilla no tiene por qué significar nada, pero puede ser una caña de pescar estupenda para desenmascarar fetichistas escondidos. un fetichista del cuero no puede resistirse. su mirada, la forma de hacerlo, incluso en el caso del más atrevido un comentario, son señales de que ese pantalón, algo que puede ser interpretado como una concesión a la moda, es algo más. ocurre algo parecido con las botas. cuando el objeto empezó a llevarlas siempre, el Dueño le dio una clave que ha funcionado hasta a hora. le dijo que si alguien hacía un comentario o las miraba fijamente era un fetichista de las botas que buscaba conectar o que sentía vergüenza y él mismo no se atrevía a llevarlas. este criterio se ha demostrado cierto en todas las ocasiones, y algo parecido ocurre con el cuero. en un contexto vanilla puede ser una red estupenda donde caigan todos los peces fetichistas.
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