miércoles, 9 de septiembre de 2020

FdD mirada

el Dueño no necesita hablar, ni cambiar de expresión, ni moverse siquiera. basta con su mirada. una mirada del Dueño es suficiente para que un camarero obedezca, para que una dependienta se vuelva sumisa, para que un transeúnte baje la cabeza humillado. una mirada del Dueño encierra todo un mundo, tanto de placer, como de dolor, de obediencia y de sumisión, de compromiso y de entrega. la mirada del Dueño es terrible, incluso la buena, porque tiene mucha fuerza, es potente, intensa, atemorizante. el objeto la soporta cada vez menos porque le produce un profundo respeto y reverencia, le hace caer en la sumisión más profunda, e intenta mantener siempre la vista en las botas del Dueño. como esta pareja, la mirada lo dice casi todo.

 

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