a veces uno tiene ciertos momentos de "iluminación", de caer en la cuenta de cosas que a veces incluso han estado ahí durante mucho tiempo, pero que en un momento dado encajan y aportan algo que estaba presionando pero que no había entrado en la conciencia. el objeto se despertó esta mañana con un intento de erección matutina que la jaula se encargó de controlar, pero fue suficiente para que esto se diera cuenta de que hoy sería un día diferente. después de dar el saludo de rigor al Dueño y de desayunar, esto se puso a trabajar en el ordenador y entonces el Dueño le dijo que hoy iba a estrenar el collar y las muñequeras que había comprado el lunes pasado y por las que había merecido un castigo. esto obedeció, pero de pronto el Dueño dijo que el objeto tenía que ponerse la capucha, no la ciega sino con la que podía ver y que además tendría que llevarla toda la mañana. al objeto le sorprendió mucho pero, por supuesto, obedeció. y al ponérsela tuvo ese momento. el Dueño ya le había dicho que estaba dándole vueltas a tener al objeto encapuchado el mayor tiempo posible, un paso más hacia la objetificación, pero esto pensaba que era algo coyuntural. hoy, al ponérsela, le inundó un profundo sentimiento de paz y tranquilidad, como la primera vez que se puso la jaula, o que lo ataron. entonces lo supo. esto sería definitivo, igual que llevar botas, llevar la jaula, estar en silencio.... esto es un objeto y no tiene derecho a sexo, ni a hablar, ni a pensar, ni a vestirse como le parezca, pero tampoco a tener rostro ni nombre. no es humano y por lo tanto el látex, el cuero o un simple trozo de tela debe ser su rostro.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
1 comentario:
Llevo varios días leyéndote en silencio. Llegué a tu blog de casualidad y me sorprendió ver con la sencillez y claridad que escribes y transmites tus experiencias. Lo fácil que se hace al leerte poder entender una forma de vida para la que no todo el mundo está preparado. Le pedí a mi Dueño permiso para comentar aquí. Siento mucha curiosidad cuando te leo porque es admirable la franqueza con que escribes sobre la sumisión y la obligación de de un esclavo.
También yo tengo dueño, pero estoy muy lejos de poder llegar a parecerme en actitud y temo que hasta en aptitudes.
Para mi es una oportunidad de observar y aprender, así que mientras Mayo lo permita y siempre que a tu Dueño también le parezca correcto, me gustaría poder comentar y preguntarte. Por ejemplo a lo que haces referencia con lo de la capucha hoy. Lo puedo comprender, pero no entender. A veces las cosas que parecen más simples, a mi personalmente, son las que más me cuestan.
Saludos cordiales de mi Amo para tu Dueño y para ti.
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