la identidad es un fastidio. es algo que ha afectado a la sociedad occidental desde los griegos. tenemos que ser algo, si no existimos. en la sociedad contemporánea es necesario tener una identidad, pero no por otra cosa sino porque es una forma de control. el documento nacional de identidad, que ya casi te lo piden para ir al baño, es una de las herramientas más potentes y fuertes de control, porque dicen lo que eres y a qué tienes derecho. durante estos miles de años de historia han sido los esclavos los únicos que realmente se han mantenido al margen de esta necesidad compulsiva de identidad. un esclavo no era más que la propiedad de su Amo, de hecho pertenecía a su casa, un concepto en desuso pero que es grato al pensamiento del objeto. por supuesto esos esclavos eran obligados, aunque siempre se olvida de aquellos que se convirtieron en esclavos voluntariamente, que los hubo. los esclavos voluntarios modernos compartimos con esos antiguos que nos encontramos al margen de la identidad. existe una correlación entre el grado de sumisión que alcanzas y tu necesidad de eliminar cualquier rasgo identitario fuera de ser la propiedad de.... esa es la razón de la proliferación de las capuchas, del latex, de las mordazas, de la animalización y de la objetificación. no ser nada es tan liberador.
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