el objeto lleva ya algún tiempo siendo, sintiéndose y comportándose como un gimp, como un objeto. no ha sido decisión suya, sino del Dueño. tampoco ha sido obra suya, sino del Dueño, porque una de las características de un objeto es que no decide, sino que cumple y obedece las órdenes de su propietario. las implicaciones de esto son tremendas, especialmente cuando ese objeto tiene forma humana, sólo forma. el grado de despersonalización y objetificación ha sido tal que el objeto ha empezado a sufrir cuando es tratado como un humano. ya no recuerda la última vez que usó su nombre humano con el Dueño, y que el Dueño lo usó con el objeto. ser lo más bajo en la escala hace que incluso las botas del Dueño estén por encima del objeto. esto las adora, las venera porque están en contacto directo con el Dueño y le sirven, a veces mejor, que lo que el objeto sirve al Dueño. por eso nada más verlas, el objeto siente veneración por las botas del Dueño. es irónico, un objeto que adora un objeto que usa el Dueño. lo mejor es que eso es de Su agrado.
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