todo el día en cuestiones humanas. fue agotador, pero el objeto tiene que obedecer al Dueño y Él ha ordenador que haga su trabajo. lo peor es la sensación final de vacío que queda porque de tanto hablar, de tanto decidir, el objeto se va perdiendo en una bruma de humanidad que le hace perder el horizonte de su vida: la obediencia ciega. el Dueño está siempre ahí y ayuda a que el objeto mantenga los pies en el suelo, se mantenga firme y centrado.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega
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