el Dueño ha sorprendido al objeto, nuevamente, porque en un momento dado y sin ninguna explicación ni motivo ha ordenado que el objeto borrase la cuenta de xtube que tenía. esto obedeció inmediatamente y preguntó al Dueño si tenía que borrar las otras cuentas de internet. el Dueño dijo que no, sólo esa.
el objeto no preguntó, ni cuestionó, ni buscó explicaciones. sencillamente obedeció. si el Dueño hubiera dicho que borrara todas las cuentas el objeto las hubiera borrado igualmente. en cierto modo habría sido un especie de salto definitivo virtual, una especie de abandono del mundo o ser apartado de él. el Dueño siempre ha dicho que eso es lo que pasará, que el objeto no tendrá contacto con el mundo de los humanos, que lo apartará de él. es lo que en el blog se ha llamado el Gran Salto.
como vivimos parte de nuestro mundo en la red, con una identidad determinada, cerrar todos los perfiles de las redes significa encerrarse del mundo virtual, desaparecer de él. aunque produciría problemas y tendría el objeto que reestructurar cosas, es una idea que no le desagrada. de hecho algo interno en el objeto deseaba que el Dueño dijera "Si, todas". siempre presuponiendo que el diario seguiría online, el objeto tendría que cerrar el perfil de fetlife, donde entra a aprender de toda la información bdsm que hay allí.
también tendría que cerrar twitter e instagram donde se entera de gran cantidad de cosas pero sobre todo ve fotos reales de fetichistas reales. ahí también se informa el objeto pero menos.
la emoción de la orden fue evidente para el objeto. ¿sería la desconexión del objeto del mundo virtual manteniendo como único enganche el blog? al final no ocurrió y el objeto no sabe la razón que llevó al Dueño a ordenar el cierre de la cuenta de xtube. tampoco necesita el objeto saberlo. en eso consiste la auténtica obediencia.
por la tarde el Dueño ordenó al objeto que se aislara, que se pusiera las botas nuevas, las cadenas, el collar y la capucha completamente cerrada. esta vez el tiempo sería de tres horas, de cinco a ocho de la tarde. el objeto obedeció las órdenes del Dueño y en cuanto se puso la capucha entró en un espacio conocido. primero fue la sensación de asfixia, de falta de aire, que solo pudo controlar al reducir el ritmo de la respiración.
este ejercicio tan simple, calmar la respiración, es el que hace que el objeto entre en un estado alterado de conciencia, un estado casi hipnótico fruto de la respiración, la capucha y la oscuridad, el silencio. casi inmediatamente el objeto entró en subspace, un estado de calma absoluta, de sumisión absoluta, de obediencia absoluta. cuando está en ese estado el Dueño puede ordenar cualquier cosa que el objeto obedece sin cuestionarse nada, sin pensar, sin decidir, sólo obedecer. es un estado que ya se está produciendo también en la vida cotidiana, incluso sin llegar a estar tan concentrado y en calma.
durante el tiempo del confinamiento estos periodos de aislamiento han sido de auténtica paz y tranquilidad y hoy no fue diferente. el objeto estuvo así, centrado en respirar y en una calma profunda, en oscuridad absoluta. no pasó nada más, no hubo sobresaltos ni visiones, ni cosas extrañas. sencillamente estuvo viviendo sometido a los deseos del Dueño. Éste le había dicho que lo sacaría de ese estado mediante una llamada al móvil. después de lo que pareció poco tiempo el móvil sonó. el objeto se quitó la capucha con mucha dificultad y comprobó que no había sido el Dueño. cuando miró el reloj habían pasado dos horas y media casi sin darse cuenta. había estado ese tiempo quieto, completamente quieto, sin hablar y casi sin pensar, sencillamente existiendo como un objeto encadenado y encapuchado.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
el objeto no preguntó, ni cuestionó, ni buscó explicaciones. sencillamente obedeció. si el Dueño hubiera dicho que borrara todas las cuentas el objeto las hubiera borrado igualmente. en cierto modo habría sido un especie de salto definitivo virtual, una especie de abandono del mundo o ser apartado de él. el Dueño siempre ha dicho que eso es lo que pasará, que el objeto no tendrá contacto con el mundo de los humanos, que lo apartará de él. es lo que en el blog se ha llamado el Gran Salto.
como vivimos parte de nuestro mundo en la red, con una identidad determinada, cerrar todos los perfiles de las redes significa encerrarse del mundo virtual, desaparecer de él. aunque produciría problemas y tendría el objeto que reestructurar cosas, es una idea que no le desagrada. de hecho algo interno en el objeto deseaba que el Dueño dijera "Si, todas". siempre presuponiendo que el diario seguiría online, el objeto tendría que cerrar el perfil de fetlife, donde entra a aprender de toda la información bdsm que hay allí.
también tendría que cerrar twitter e instagram donde se entera de gran cantidad de cosas pero sobre todo ve fotos reales de fetichistas reales. ahí también se informa el objeto pero menos.
la emoción de la orden fue evidente para el objeto. ¿sería la desconexión del objeto del mundo virtual manteniendo como único enganche el blog? al final no ocurrió y el objeto no sabe la razón que llevó al Dueño a ordenar el cierre de la cuenta de xtube. tampoco necesita el objeto saberlo. en eso consiste la auténtica obediencia.
por la tarde el Dueño ordenó al objeto que se aislara, que se pusiera las botas nuevas, las cadenas, el collar y la capucha completamente cerrada. esta vez el tiempo sería de tres horas, de cinco a ocho de la tarde. el objeto obedeció las órdenes del Dueño y en cuanto se puso la capucha entró en un espacio conocido. primero fue la sensación de asfixia, de falta de aire, que solo pudo controlar al reducir el ritmo de la respiración.
este ejercicio tan simple, calmar la respiración, es el que hace que el objeto entre en un estado alterado de conciencia, un estado casi hipnótico fruto de la respiración, la capucha y la oscuridad, el silencio. casi inmediatamente el objeto entró en subspace, un estado de calma absoluta, de sumisión absoluta, de obediencia absoluta. cuando está en ese estado el Dueño puede ordenar cualquier cosa que el objeto obedece sin cuestionarse nada, sin pensar, sin decidir, sólo obedecer. es un estado que ya se está produciendo también en la vida cotidiana, incluso sin llegar a estar tan concentrado y en calma.
durante el tiempo del confinamiento estos periodos de aislamiento han sido de auténtica paz y tranquilidad y hoy no fue diferente. el objeto estuvo así, centrado en respirar y en una calma profunda, en oscuridad absoluta. no pasó nada más, no hubo sobresaltos ni visiones, ni cosas extrañas. sencillamente estuvo viviendo sometido a los deseos del Dueño. Éste le había dicho que lo sacaría de ese estado mediante una llamada al móvil. después de lo que pareció poco tiempo el móvil sonó. el objeto se quitó la capucha con mucha dificultad y comprobó que no había sido el Dueño. cuando miró el reloj habían pasado dos horas y media casi sin darse cuenta. había estado ese tiempo quieto, completamente quieto, sin hablar y casi sin pensar, sencillamente existiendo como un objeto encadenado y encapuchado.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
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