viernes, 8 de mayo de 2020

día 3767 de esclavitud, 1739 de castidad, 8 castrado

la mañana se fue trabajando y esto tuvo que salir un momento a llevar a un familiar al hospital, aunque se quedó fuera. hay que ser cuidadosos. lo interesante comenzó por la tarde. después de comer el Dueño ordenó al objeto que esa tarde iba a aislarse con la capucha. estableció que fueran dos horas, de cinco y media a siete y media. el objeto hizo algunas cosas, como siempre con botas y encadenado de pies y manos y con el collar puesto, antes de la hora. cuando fue el momento el objeto se puso la capucha y se sentó en un sillón a esperar pasar el tiempo. el móvil no dejaba de sonar con avisos de mensajes y correos, así que, antes de la capucha el objeto lo silenció.
al principio fue como la última vez, realizando un esfuerzo por controlar la respiración y acomodarla al flujo de aire que pasa por los orificios. si no haces eso lo más probables es que el miedo a no poder respirar haga que te quites la capucha. además reducir la respiración hace que entres en subspace más fácilmente. de hecho es lo que hace que entres es ese estado en ausencia del Dueño. cuando el Dueño está presente basta una palabra suya para que el objeto caiga. 
el objeto se mantuvo en ese estado, con la mente en blanco, concentrado en la respiración. a veces estaba más abajo ya veces se despistaba y perdía la concentración. en esos momento volvía a respirar profundamente. todo era oscuridad y, en cierta medida, silencio. en una momento dado el objeto se acordó de la capucha de privación sensorial, que tiene el Dueño en madrid y la echó de menos, deseando tenerla aquí.
esta vez no hubo ninguna visión, ni nada por el estilo. el objeto sencillamente estaba aislado y se olvidó de todo lo que no fuera estar allí. lo que si sintió el objeto fue cierto temor por si se hundía demasiado. un pensamiento le atacó en un momento dado. fue algo así como "si bajas más vas a desdibujarte para siempre, a diluirte para siempre". más tarde el Dueño diría que el miedo del objeto le impidió avanzar más.
de pronto el objeto sintió que debía quitarse la capucha. cuando lo hizo miró el móvil. habían pasado justo dos horas y tenía una llamada del Dueño para sacarlo del aislamiento. por alguna extraña razón el reloj biológico del objeto había hecho que se "despertara" de su aislamiento.
el objeto escribió al Dueño contándole la experiencia y el Dueño quedó satisfecho y dio algunas instrucciones al objeto, que parecía que se había quedado incompleto, como a medias. por eso puso bajo sus botas estar un poco más de tiempo. al final el objeto estuvo con la capucha puesta tres horas y media. no pasó nada raro, sólo que el objeto se relajó muchísimo.
lo de hoy ha demostrado que el objeto puede estar más tiempo de lo esperado con la capucha: tres horas y media hoy, dos horas el otro día... llevar la capucha un día entero, o más, ya no parece imposible.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.

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