por la mañana el objeto se puso a ordenar la biblioteca, una cosa que tenía al menos un año pendiente. siempre lo posponía porque para ordenar primero hay que desordenar y todo estaba en un orden desordenado, pero mantenía un orden. al final se decidió y empezó a hacerlo. además de los libros empezaron a salir una cantidad enorme de papeles, de todo tipo, tamaño y condición. empezó a ordenarlos separando lo que debía conservar porque eran oficiales, y los que había guardado por otros motivos. y comprobó que esos motivos no eran importantes ahora, así que el montón de "romper" cada vez fue haciéndose más grande.
en una primera tanda el objeto recolocó casi todos sus libros, y tiene bastante, y seleccionó los papeles que, a última hora de la tarde, comenzó a romper. cada hoja que rompía era un hilo que lo vinculaba con su pasado que desaparecía. fue algo "liberador" pero también humillante, aunque tal vez esa no sea la palabra. es la misma sensación cuando el ego está en retirada y se da cuenta de que va a perder la batalla. normalmente eso ocurre cuando el Dueño humilla al objeto pero hoy pasó igual. a medida que pasa el tiempo nos vamos cargando de equipaje, de cosas a las que aferrarnos y que acaban convirtiéndose en enormes cargas que nos impiden avanzar.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
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