así se siente el objeto en este momento. está atado por cuerdas invisibles atadas por el Dueño durante diez años. las cuerdas, anudadas, limitando y marcando el cuerpo. ahora el siguiente paso es el de la capucha, privar de rostro definitivamente al objeto de su identidad. ya no tiene nombre, ni derechos, ni pensamientos, ni libertad y ahora, sin rostro.
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