el Dueño lo ha repetido en múltiples ocasiones: quiere un objeto botero con forma humana pero que sea una propiedad inerte, sin pensamiento ni voluntad. al igual que ocurre con sus botas, el Dueño hará que el objeto cobre vida cuando lo use, cuando lo desee. el resto del tiempo el objeto debe estar almacenado, justo como ocurre con sus botas. una existencia así puede parecer terrible para nos lo iniciados, pero para el objeto, después de tantos años de entrenamiento, no sólo no es terrible sino que es deseable. como en el oeste americano, cuando las botas formaban parte casi del cuerpo de los vaqueros, el objeto se siente una prolongación del Dueño, que es quien tiene la Voluntad, los Derechos, la Libertad y el Pensamiento. al objeto, como a las botas, sólo le queda obedecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario