domingo, 24 de noviembre de 2019

día 3601 de esclavitud, 1573 de castidad

el día de regreso siempre es el peor. es el día de la revisión, de ver lo que pasa y ha pasado, de algún aftercare y de ir al aeropuerto. en definitiva es el día del balance. 
Dueño y objeto se levantaron temprano y fuimos a desayunar a vips. al objeto le afecta cuando, domingo por la mañana, las calles desiertas, el Dueño y el objeto van con sus botas marcando ritmo por madrid. hoy no fue muy solitario porque había una carrera por la castellana y el Dueño vive en una calle paralela.
desayunamos en colón. por supuesto el Dueño eligió lo que comió el objeto. había muchísima gente, posiblemente por la carrera. el Dueño pidió para el objeto un desayuno europeo, de esos con bacon, tostadas y huevos revueltos.
del vips de colón fuimos a dar un pequeño paseo y tomar otro café en otra cafetería por alonso martínez. estábamos haciendo tiempo para no llegar demasiado pronto al aeropuerto.
durante todo el camino el objeto alternó  escribir en el cuaderno que lleva el Dueño con alguna cosa hablada pero muy poca y siempre para no dejar al Dueño sin respuesta. 
al llegar al aeropuerto, después de un viaje en metro nos sentamos en la cafetería de siempre mientras el objeto tomaba algo. no llegaría a canarias hasta bien entrada la tarde. en estos momentos se relajan los roles, en la medida en que se pueden relajar porque siempre hay una diferencia entre el Dueño y el objeto, una relación asimétrica.
hablamos de lo que había pasado estos días, del silencio y de cómo había estado el objeto prácticamente todo el viaje sin hablar, sumido en el silencio.
cuando se hizo la hora el objeto tuvo que pasar el control de seguridad. es el momento de separarse. antes de salir de la cafetería el Dueño le quitó los grilletes al objeto. cuando el objeto no sintió su peso se sintió raro. no más ligero porque la libertad es una carga.
lo peor, como siempre, fue cuando quitó el collar, la cadena. fue como devolver al objeto al mundo de los humanos. esto sabe que no es así pero no puede evitar pensarlo.
el vuelo de regreso fue tranquilo, muy tranquilo. el objeto lo pasó leyendo y viendo una película. son dos horas y media de vuelvo. a veces el objeto se olvida de lo lejos que está canarias.
cuando llegó al aeropuerto de regreso cogió un coche y llegó a casa sobre las cinco, hora insular. el objeto de quitó toda la ropa, deshizo la maleta y se dio una larguísima ducha. entonces empezaron a picarle un montón las piernas. cree que es una reacción al agua de la península y algo al latex de las botas. ya le picaron un poco en madrid pero es con la ducha cuando sale todo eso.
ahora tiene que volver a la vida en la que simula ser humano. es lo que el Dueño ha ordenado y es lo que el objeto obedece.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.

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