sigue haciendo un calor terrible y el objeto, obedeciendo al Dueño, se ha puesto las zapas. en otro momento lo hubiera pasado fatal, o si hubiera sido un castigo, pero no había ninguna falta hoy sino, al contrario, una preocupación por parte del Dueño.
el objeto sabe que es una propiedad y que pertenece al Dueño, vista como vista, esté donde esté, haga lo que haga. es cierto que estar encerrado tras unos barrotes llevando latex y botas, y una capucha, ayuda más a vivir esa realidad pero lo que eres, o mejor dicho, lo que el Dueño ha hecho del objeto, lo puedes vivir en cualquier momento, en cualquier lugar. va con el objeto, ya es inseparable.
se puede decir sin temor a equivocarse, que ha sido un proceso largo de lavado de cerebro y de reprogramación que ha durado prácticamente diez años, fecha que se cumplirá el próximo enero. diez años de entrenamiento duro y complicado y que esto no es nada para decir si ha dando frutos o no. eso es algo que sólo puede decir el Dueño. en cualquier caso el objeto se siente completamente una creación del Dueño.. lo ha modelado, le ha quitado cosas y le ha añadido otras. ahora basta una palabra del Dueño para que entre en un subspace tan profundo que sea incapaz de moverse, un bondage que no podría hacer ningún mecanismo, cuerda o cadena del mundo. es algo tan profundo que acaba doliendo de tan inmóvil que se queda el objeto.
pero no sólo es. basta una palabra del Dueño para que el objeto entre en pánico se eche a llorar o se siente la persona más feliz del mundo.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
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