el objeto se siente permanentemente observado y vigilado, controlado por el Dueño. no es sólo que tiene acceso a su localización por el gps de su móvil sino que para hacer cualquier cosa el objeto requiere una orden del Dueño. salvo cuando va al trabajo, transporte o gimnasio, el objeto debe ponerlo bajo las botas del Dueño, y en esos tres supuestos, sobra decirlo, comunicarlo. y aún así debe cumplir ciertas normas. en el gimnasio, por ejemplo, no hablar con nadie y en el trabajo hacerlo lo menos posible.
la vida del objeto se va configurando para que viva como eso, como un objeto y todo para seguridad del objeto, para que pueda desarrollar su naturaleza, para que viva acorde a ella. ese es el gran regalo que el Dueño le ha hecho al objeto.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
jueves, 12 de septiembre de 2019
día 3528 de esclavitud, 1500 de castidad
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