hace una semana que el dueño, en la distancia, y con meros mensajes de texto, dio una lección de disciplina al objeto. cuanto más pasan los días más cuenta se da el objeto que la única forma que tiene de expresarlo es diciendo que el dueño le dio una tanda intensa de latigazos a la mente del objeto. hoy, una semana más tarde, el Dueño ordenó al objeto cumplir la orden que desencadenó todo y el objeto ha obedecido sin rechistar lo más mínimo.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
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