en el bdsm existe cierto grado de violencia, que puede llegar a ser mucho en determinadas circunstancias. no es una violencia gratuita sino necesaria y aceptada por ambas partes. la necesidad nace de la exigencia de romper el ego y de eliminar las ideas preconcebidas que el inferior ha ido adquiriendo a lo largo de su existencia y que la sociedad ha inculcado y dado por buenas sin cuestionarlas, interrogarse sobre ellas o dudar de su validez. no es una negación de plano y sin sentido, es la comprensión de que lo se supone que es bueno para unos no es bueno para otros. el inferior vislumbra esta realidad pronto, en medio de las primeras sesiones, de sus sentimientos y emociones. luego le da forma a ese deseo y comprende que tienen que desaparecer, aunque para ello haya que ejercer cierta violencia. el inferior la acepta y es tarea del Superior saber el grado, cómo y dónde aplicarla para que no haya excesos y el trabajo se haga con la eficacia de un médico con su bisturí.
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