el Dueño dice que el objeto es extremadamente sensible, que todos los inferiores lo somos, y precisamente por eso necesitamos alguien fuerte que ponga las normas, que nos guíe y oriente, que nos lleve por este mundo desalmado y cruel. no es bueno ni malo, sencillamente es así. y parte de esa sensibilidad consiste en la necesidad de sentirnos protegidos, de que nos abracen y nos sintamos seguros. la diferencia es que el abrazo que necesitamos no es un abrazo romántico, sino más bien una sensación de seguridad. esa sensación, ese abrazo, lo siente el objeto especialmente cuando está atado, y sobre todo usando una camisa de fuerza. ese es un abrazo de cuero o látex que no es comparable a ningún abrazo humano, de ningún tipo. no es sólo que nos sintamos protegidos, sino que estamos seguros, a salvo. cuando otro nos ata, aprieta las correas, nos está dando ese abrazo que necesitamos y entonces nosotros, los inferiores, podemos relajarnos y dejarnos ir. entonces somos felices.
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