domingo, 9 de junio de 2019

día 3433 de esclavitud, 1405 de castidad

como cada vez que el objeto regresa de viaje, el Dueño invita al objeto a desayunar en el vips de colón y hacia allí fuimos nada más levantarnos a primera hora. fuimos los primeros clientes y cuando vino la camarera, el Dueño pidió lo que íbamos a tomar. entonces se repitió la escena de otras veces. la camarera miraba al objeto y preguntaba "¿huevos fritos o revueltos?" y el Dueño contestaba : fritos. Sin apartar la mirada del objeto "¿Café con leche, sólo o té?". Café con leche, respondía el Dueño. y así el objeto participaba, o mejor dicho no participaba en una ceremonia que la camarera no entendía porque no entendía que el Dueño era el que tenía el poder y el control.
nada más irse lo comentamos y hablamos durante el desayuno, lo cual es excepcional porque el objeto ha estado en silencio prácticamente todo el viaje.
al terminar de desayunar hicimos varias cosas por el centro y después fuimos al aeropuerto. el Dueño tenía controlado el tiempo. realmente lo tenía controlado todo, y llegamos al aeropuerto con el tiempo justo para, como en otras ocasiones, sentarnos en la cafetería de allí y tomar al go. es el momento de hacer balance, de ver y juzgar, de considerar lo que había pasado. no esperaba el objeto que la conversación fuera tan intenta y tan emocionalmente potente. en los últimos viajes el aeropuerto se ha vuelto un lugar muy intenso.
en el último fue el Dueño y ahora, en este, es el objeto el que se vio afectado por la despedida. hicimos un repaso a todo lo vivido hasta ahora.
al final el objeto fue a pasar el control y se despidió del Dueño, no sin antes quitarle la cadena y el candado alrededor del cuello. como otras veces fue una sensación extraña, como si se quedara desnudo. para cruzar el control de seguridad tuvo que quitarse las botas antes de pasar pero el objeto ya no puede renunciar a ellas. sería mucho más cómodo, pero menos auténtico.
al estar ya en la zona de embarque el objeto fue al baño y le pasó algo muy humillante. fue a orinar para lo que se sentó pero debido a la nueva jaula, la orina no salió hacia abajo sino hacia delante, mojando fuera del retrete. cuando el objeto se dio cuenta tuvo que parar el chorro y recolocarse. por supuesto no iba a dejar aquello allí así que cogió papel y lo secó. fue muy humillante que ni pudiera controlar su propia orina.
al final el objeto pudo coger el avión y volver a canarias aunque quería quedarse en madrid, encerrado.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.

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