muchas veces ha hablado el objeto de como ha sido el Dueño el que lo ha convertido en un fetichista de las botas. el Dueño siente una atracción especial por las botas sendra vaqueras y ha hecho que el objeto sienta esa misma predilección hasta el punto de excitarse con ellas, de sentir placer y excitación sexual. las de hoy no son sendra, pero tampoco importa mucho porque siguen siendo botas y el objeto, casi de manera inconsciente, reacciona ante ellas. lamerlas es un honor, servirlas, un orgullo.
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