martes, 22 de enero de 2019

día 3295 de esclavitud, 1267 de castidad

un diario se puede escribir de dos formas, o para ser leído por otros, con lo que se convierte en una justificación de tus acciones y tu comportamiento, o para no ser leído por nadie, con lo cual se convierte en una especie de confesión y un vehículo para desnudarte ante tí mismo. eso plantea al objeto la cuestión de qué tipo de diario es este. se supone que es del segundo tipo pero sabiendo que todo lo que en él se escriba será publicado. eso significa que es un acto de humillación, en cuanto es un desnudarse del objeto ante cualquier lector, pero esa humillación es precisamente el alimento que evita que el ego del objeto esté demasiado activo.
sin embargo, y ante todo, es una herramienta para que el Dueño acceda al interior del objeto, para que lo conozca y pueda dominarlo más y mejor. los Amos no tiene que ser telepatías, a pesar de que muchos inferiores desearían que lo fueran. por eso los inferiores debemos abrirnos y darles, entregarles, confiarles, cederles el control también de nuestros recuerdos y pensamientos. tal vez eso sea lo más difícil de la sumisión, porque entregar el cuerpo es relativamente fácil, pero dejar entrar a alguien en tu mente, y el objeto utiliza "dejar entrar" porque eso no se puede forzar, es algo muy diferente. el objeto se encuentra en este momento en el punto de que no sólo lo ha dejado entrar sino que ha perdido el control sobre esa puerta. el Dueño entra en la mente del objeto quiera el objeto o no, aunque esa no sería la mejor forma de expresarlo porque, con este tema igual que con muchos otros, el objeto ya no tiene elección. es así y ocurre y punto. de hecho el objeto sigue sintiendo a veces como el Dueño urga en la mente del objeto. y sabe que no va más allá porque tiene que mantener cierto equilibrio que le permita al objeto cumplir las órdenes del Dueño viviendo una vida simulando ser humano. como El dice, las circunstancias externas se imponen. sin embargo la mente del objeto ya no es suya, sino que pertenece, como todo lo demás, al Dueño.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.

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