echando la vista atrás el objeto recuerda que era muy feliz cuado su vida estaba tan organizada que no tenía que decidir qué hacer en ningún momento. las actividades marcaban su ritmo de vida y las seguía a rajatabla. un horario completo y estricto donde se iban sucediendo las cosas sin que la voluntad tuviera nada que ver. ahora, retrospectivamente, el objeto sabe que eso no era sino otro indicativo de su naturaleza inferior y sumisa, de que había nacido para obedecer y servir, y que la felicidad le llegaría cuando otro organizaba su vida y tenía que elegir lo menos posible. el objeto recuerda esas etapas donde cada día era prácticamente igual que el siguiente y eso significaba una continuidad y una sumisión al propio tiempo. estar sometido a un horario no es malo, nada malo para el objeto, de hecho es beneficioso, y si ese horario lo establece el Dueño, mucho mejor.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
miércoles, 19 de diciembre de 2018
día 3261 de esclavitud, 1233 de castidad
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