regresar de servir al Dueño siempre es igual, traumático, y esta vez no es una excepción. después de un viaje tranquilo el objeto llegó a casa a primera hora de la mañana. en el avión el objeto vuelve a preguntarse si alguno de los pasajeros imaginaba que lleva una jaula y es propiedad del Dueño.
el objeto pasó el resto del día intentando descansar de lo intenso que fue este viaje. aunque corto, apenas dos días, ha sido muy fuerte, más psicológica que físicamente.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
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