domingo, 2 de diciembre de 2018

día 3244 de esclavitud, 1216 de castidad

un día relativamente tranquilo,trabajando, porque aunque es domingo, el objeto nunca deja de trabajar. el suyo es un trabajo intelectual por objetivos y no para ni los fines de semana. en cierta medida sí que es como ser un esclavo porque los esclavos tampoco tienen días libres.
el objeto ha vivido hoy con las "nuevas normas" que impuso el Dueño ayer, y nuevamente, se ha sentido profundamente en paz obedeciéndolas. la principal razón es que el objeto no tiene que demostrar nada a nadie. sencillamente hace lo que se le ordena y si algo sale mal, suplica perdón porque el ego cada vez es más pequeño, y seguir adelante. el gran miedo, pánico, de todo el mundo, es la humillación, ser humillado, en público o en privado. pero si la humillación es precisamente una de las cosas que más te excitan, entonces no sólo no la temes, sino que la buscas.
el objeto confeso al Dueño la salida de leche de ayer, no encuentra forma mejor de decirlo, y aunque el Dueño no se enfadó ni consideró rota la castidad, estableció un castigo, no tanto para saldar la culpa, cuando para "purificar" al objeto. la forma fue una hora con las pinzas nuevas puestas.
por la tarde el objeto se dispuso a cumplir el castigo y se puso las pinzas japonesas. el dolor fue muy intenso al principio, siempre es así. cuando llevaba media hora las pinzas, una de ellas primero y luego la otra, se cayeron, tal vez por el sudor. luego fue imposible ponérselas de nuevo porque el dolor era más intenso de lo que el objeto podía soportar.
el objeto se lo comunicó al Dueño que lo entendió y aceptó la súplica del objeto de proponer el castigo, completo esta vez, la hora, para otro momento.
es sorprendente la paz y tranquilidad que da al objeto el saber que sólo puede suplicar, y eso de manera excepcional. no puede ordenar, ni sugerir, ni siquiera preguntar sin antes suplicar hacerlo. parece una tontería sin importancia pero no lo es, porque cada vez que suplica se refuerza el lugar que ocupa el objeto en el mundo, su sitio, su perspectiva, su forma de ver y vivir la realidad. cada vez que el objeto suplica al Dueño refuerza la jerarquía en la que vive y refuerza la superioridad del Dueño sobre el objeto, y eso le da paz, mucha paz, un montón de paz.
debido al "accidente" de ayer, el Dueño ha recordado al objeto que tiene terminante y absolutamente prohibido tocarse la protuberancia y la jaula que lo cubre salvo por razones higiénicas. la castidad del objeto debe ser total, como si estuviera realmente castrado y no tuviera nada entre sus piernas.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.

No hay comentarios: