en determinadas ocasiones da igual el contexto, da igual lo que lleven, da igual donde o como, hay Superiores que no pueden ocultar que lo son. en el monte, el campo o la ciudad, su poder se desprende y desparrama a su alrededor y es percibido por los inferiores sin proponérselo. ocurre y ya está. el cuero y las botas solo potencian ese efecto, lo multiplican y hacen como de altavoz, de caja de resonancia. igual que un inferior casi no puede ocultar lo que es, los Superiores tampoco pueden hacerlo, y gracias a eso nos encontramos, nos percibimos, nos reconocemos y podemos encontrarnos. esto no es una condena. es una bendición.
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