estar en castidad en una jaula no es exclusivamente portarla, llevarla; así como tampoco es sencillamente no tener sexo. si nunca ha llevado una no se puede imaginar lo que significa. incluso si el tiempo pasa y uno se acostumbra a la presencia de eso entre las piernas, vivir enjaulado en castidad implica que no podrás volver a orinar de pie, a que tendrás que tener mucho más cuidado con la higiene, si no quieres ir oliendo como un baño público. implica también que de vez en cuando sentirás dolor, normalmente en las situaciones o con las ideas más placenteras porque la jaula impide cualquier tipo de erección. sin embargos los mayores cambios serán psicológicos. la sumisión y la excitación se convertirán en un estado permanente en la mente del enjaulado, casi a partes iguales y con distinto efecto. la sumisión es la realización definitiva y la excitación es la frustración definitiva. el inferior en castidad adorará y ordiará, casi a partes iguales, la jaula que le aprisiona y condiciona tanto. pero llegados a un punto sin ella se sentirá desnudo, como si le faltara algo y es en ese momento cuando se da cuenta de que ya nada será igual.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
martes, 18 de septiembre de 2018
día 3169 de esclavitud, 1141 de castidad
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