el mayor fetiche del Dueño no son las botas, que sí, o el cuero, que también, sino la sumisión y la obediencia. obedecer, obedecer obedecer. son los tres pilares sobre los que construir la relación asimétrica del Dueño y el objeto. El ordena, el objeto obedece. El manda, el objeto realiza. por eso a veces no están presentes ni el cuero ni las botas, pero siempre está la sumisión y la obediencia, como el objeto de la foto del día de hoy. muñequeras y tobilleras, el collar omnipresente y la capucha y la mordaza. incluso viendo su cuerpo queda reducido a un objeto sin rostro y sin voz. la elegancia de su postura muestra su buen entrenamiento y la fuerte mordaza impide que pronuncie palabras. ante esto el objeto siente envidia y admiración. vemos un acto de sumisión radical, de entrega profunda, que convierte a este inferior en un objeto excepcional.
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