cuando un inferior se convierte en propiedad de un Superior y comienza su entrenamiento, aunque más bien deberíamos decir su viaje hacia las profundidades de la sumisión y la obediencia, se comienza utilizando y manejando los deseos. el inferior desea estar allí y desea ser atado, o sometido, o humillado, etc. pero llega un punto en que los deseos pasan a un segundo plano y empieza a tratarse de derechos, de quien puede o tiene el derecho para.... en esta etapa la cosa debe quedar clara: el Dominante va adquiriendo casi todos los derechos mientras que el sumiso los va perdiendo. sigue teniéndolos, pero sólo aquellos que el Amo le permita tener, pudiendo ser revocados en cualquier momento. esto hace que, propiamente hablando no sean derechos sino concesiones o permisos. de querer probar la castidad se pasa a no tener derecho a correrte o tener un orgasmo. de querer probar el bondage se llega a no tener derecho a libertad de movimiento. de desear probar la mordaza, a no tener derecho a hablar salvo cuando el Amo lo permita. lo que le resulta más curioso al objeto no es el proceso, sino que el inferior lo asume y acepta, al menos en su caso, como algo natural, obvio y evidente. es la consecuencia natural y lógica de haberse convertido en propiedad del Dueño.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
domingo, 8 de julio de 2018
día 3097 de esclavitud, 1069 de castidad
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