todo en la vida es un proceso y lleva sus pasos. en una sesión, en un encuentro en que el Superior usa al inferior, cada cosa que le va poniendo es un símbolo del proceso de sumisión. primero son las cuerdas, que lo atan, luego la cadena que lo convierte en propiedad y por fin la mordaza que le priva de la voz, de opinión, de decisión, de protesta. como si de una cebolla se tratara cada cosa va metiendo al inferior más hacia su interior, hacia lo más profundo, hacia su auténtica naturaleza.
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