domingo, 11 de marzo de 2018

día 2978 de esclavitud, 950 de castidad

hoy el Dueño tenía pensado castigar al objeto por su comportamiento inadecuado y así lo hizo. cuando está solo, el objeto siempre está con el collar y amordazado físicamente; y siempre, esté solo o no, con la jaula. además de eso el Dueño ordenó ponerse las botas altas de goma, el buttplug y las pinzas. como novedad estableció una capucha. el Dueño desea que el objeto se acostumbre a llevarla, privándole de rostro, un paso más hacia la objetificación.
al buttplug le costó entrar, y luego las pinzas en los pezones. tuvo que llevar las dos cosas durante una hora. pero la primera media hora el objeto tuvo que estar con las manos esposadas a la espalda.
allí estaba el objeto, con las botas altas, la jaula, el buttplut, las muñequeras de cuero, el collar, las pinzas, la mordaza y la capucha. pareciera que todo el cuerpo estuviera enviando sensaciones pero la mente del objeto estaba apagada, en off, desconectada. sabía que cualquiera que lo viera quedaría en shock. era un espectáculo que a cualquiera le parecería patético, humillante, un despojo, pero eso es lo que es, algo no humano. en su interior el objeto sentía una profunda paz y tranquilidad, un estado de reconciliación que no conocía anteriormente.
el tiempo pasaba y cuando se cumplió la media hora el objeto, siguiendo órdenes del Dueño, separó los grilletes de cuero, no sin esfuerzo, pero siguió con ellos toda la mañana, al igual que con la capucha, no así con el buttplug y las pinzas, que se quitó al pasar la siguiente media hora.
el objeto lo volvió a intentar como ayer, tocándose la jaula, como si estuviera masturbándose. fue imposible, no tuvo ni una erección. pareciera que efectivamente el objeto estuviera castrado, impotente. sin saber muy bien por qué, el objeto cogió una fusta que tenía y empezó a golpear con ella la jaula. era como si necesitara sentir algo y se acordó del Dueño porque le gusta que haga eso. y de pronto, ocurrió, después de unos diez golpes en la jaula sin tocarse nada, el objeto empezó a sacar la leche de su interior. o mejor dicho, la leche salió incontroladamente sin que mediara voluntad o deseo alguno del objeto. por supuesto no hubo orgasmo ni placer alguno.
aún así el objeto se sintió ma, porque se sentía sucio y asqueroso. hasta el ordeño es, para el objeto, demasiado cerca a algo humano. la vergüenza fue tanta que pensó que merecía un castigo y se lo confesó al Dueño, que se mostró muy comprensivo y dijo que era una reacción natural, que no rompía la castidad, que era un ordeño. eso tranquilizó bastante al objeto, pero aún así no se sintió bien. que su apéndice, así es como el Dueño quiere que llame a su inútil pene, se haga de notar, es algo muy desagradable para el objeto.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.

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