lo primero en lo que piensa el objeto al ver esta imagen es en la paz y la tranquilidad que la situación de este inferior suscita. incapaz de moverse, de ver, se hablar, está completamente a merced del Amo, del Superior y sólo le queda la opción de rendirse ante lo evidente. sin embargo pronto la sensación cambia. si caemos en la cuenta del entorno donde se encuentra, vemos que está en un transporte público, no en una casa privada. ya de entrada la humillación de ser visto por otros en estas condiciones entra en juego. pero no es sólo eso, además la indefensión aumenta en varios grados. cualquiera puede provocar un conflicto, agredir o usar al inferior que sigue estando indefenso. no es lo mismo no poder reaccionar dentro de una casa que en un espacio donde cualquiera puede intervenir. sin dudas los espacios públicos han suscitado y avivado la fantasía de muchos. ser cogido infraganti practicando sexo en un espacio público es la fantasía de muchos heterosexuales. y ser cogido indefenso, atado y amordazado, el de muchos sumisos. de lo que no hay duda es de que es una experiencia intensa que estará poniendo el corazón del inferior a millón.
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