día 2928 de esclavitud, 900 de castidad

la mañana de hoy debería haber sido más tranquila que la tarde de ayer, y eso parecía que iba a ser porque el objeto pasó en la celda gran parte del tiempo. estuvo leyendo y trabajando, escribiendo lo que había pasado ayer. allí desayunó, sin salir. el Dueño trajo el desayuno en una bandeja. para muchos puede parecer un detalle pero humillante para el objeto porque es el objeto quien debería servir al Dueño. El conoce este sentimiento y lo explota.
la "tranquilidad" terminó a última hora de la mañana cuando el Dueño entró y ordenó al objeto ponerse las botas altas de goma y elegir unas para el Dueño. el objeto eligió unas lisas, colos vino. cree que ya las eligió en ocasiones anteriores pero es que le llaman mucho la atención. al salir el Dueño estaba en la cama y dice:
-Huele las botas, bésalas y pónmelas.
el objeto obedeció. cuando estuvieron puesta el Dueño amordazó fuertemente al objeto con cinta americana. unió los grilletes por delante y empezó a jugar de nuevo con la mente del objeto que se quedó en blanco.
-tienes que ser como una máquina para darme placer- dijo el Dueño.
y en eso se convirtió el objeto. desaparecieron sus pensamientos, su voluntad, solo era obediencia.
-Tu boca está sellada. Lleves mordaza o no tienes, tienes que vivir en silencio. no decir nada. sólo obedecer.
todo esto decía mientras el objeto lo acariciaba como podría al tener los grilletes por delante. el Dueño lo cogió y dijo:
- Esta es tu vida. Tienes que llevarlos siempre. Esto es lo que eres.
entonces el objeto supo que había dado el Dueño un paso. ocurrió con la jaula, y ahora con esto. el objeto supo que va a tener que aprender a hacer todo con los grilletes unidos, al menos mientras estuviera delante del Dueño. ya no son sólo los grilletes, estarán unidos a partir de ahora.
casi como leyendo la mente, lo soltó por delante y los unión por detrás. no había forma de librarse de ellos. son fuertes y definitivos. así, amordazado y con las manos atadas, o mejor dicho, encadenadas a la espalda, el Dueño vuelve a correrse. el objeto es un autómata. no puede pensar, ni decidir, sólo obedecer.
cuando el Dueño regresa de limpiarse une los grilletes por delante y lo tumba en la cama.
-A partir de ahora éstas - dijo señalando los grilletes-son tus manos, igual que las botas son tus pies, la jaula tu pene y la mordaza tu boca.
desde ese momento el objeto estuvo encadenado todo el tiempo. el Dueño lo dejó tumbado un buen rato y el objeto profundizó en el subspace hasta el punto de que, cuando volvió el Dueño, le costó bastante hacerle regresar a su estado habitual. cuando lo consiguió dijo:
-Tu boca está sellada ahora. Sólo la abrirás para comer, bebe y tragar la polla de tu Dueño.
llevó al objeto hasta la celda y allí comió el objeto, encadenado por delante. la distancia entre los grilletes es apenas un poco más del que se separan las esposas por lo que es incómodo hacer cualquier cosa. pero esta es su vida ahora y estas son sus manos.
la tarde, al menos la primera parte de ella, la pasó el objeto encerrado leyendo y escribiendo. perdió la noción del tiempo porque además hacía mucho que no estaba tanto tiempo en silencio y centrado.
sin saber qué hora era, el Dueño sacó al objeto y le hizo ponerse las botas altas de cuero que llevó en el avión al venir. entonces lo sacó encadenado y le hizo darle placer, mucho placer. el Dueño usó al objeto de muchas formas y empezó a "follarle" la mente.... hasta que volvió a correrse. el objeto se sorprendió que volviera a hacerlo.
durante todo el tiempo el objeto estuvo encadenado, con los grilletes unidos por una cadena de dos eslabones. el Dueño dejó al objeto descansar un rato y luego le quitó el collar para que pudiera ducharse. no es necesario pero lo hizo para que pudiera hacerlo tranquilamente. era la primera vez que se lo quitaba desde que el dependiente de la tienda fetiche se lo pusiera ayer. habían pasado aproximadamente 30 horas.
el Dueño volvió a decirle al objeto que los grilletes son definitivos y que ya no se los quitará al objeto cuando esté en su presencia.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.