tan lejos y tan cerca. dos inferiores, dos esclavos pegados uno con otro pero amordazados incapaces de hablar, de decirse nada. aunque no se vea se puede vislumbrar que tiene los brazos atados a la espalda, con lo cual tampoco pueden tocarse. por tanto aunque están pegados sólo pueden mirarse, y si, la mirada es una forma efectiva de comunicación, pero también es confusa. debe ser tan frustrante querer decir algo y no poder, de hecho le ha pasado al objeto en más de una ocasión, al intentar expresar, incluso sin estar amordazado, al Dueño algo de lo que siente, pero que no puede comunicar inundándole la frustración y, en más de una ocasión metiéndolo en un lío con el Dueño precisamente por eso, porque lo que dice no se corresponde con lo que siente. en esas situaciones la mordaza se convierte en la mejor aliada de un objeto, y el silencio, su mejor cobijo.
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