martes, 26 de diciembre de 2017

día 2903 de esclavitud, 875 de castidad

navegando por internet el objeto pasó por la página de la tienda madrileña donde ha comprado todo el material últimamente. y allí encontró unas restricciones: esposas, collares y cadenas de metal. se las envió al Dueño y le encantaron,de hecho se excitó con ellas. las opciones son dos: unas esposas de acero inoxidable o un conjunto de esposas, collar y cadenas de hierro.
en cuanto vio los artículos el Dueño comenzó a hablar de que los usaría para encadenar al objeto a la mazmorra y que estaría así mucho tiempo. al objeto le da la impresión de que las cosas se han acelerado mucho. es como si de pronto hubiera llegado a un punto de inflexión y a partir de ahora todo fuera más rápido y sencillo, como cuando subes una colina con mucho esfuerzo y de pronto llegas arriba y la bajada hace que corras mucho más. con el entrenamiento pasa algo parecido. llega un punto en que las defensas caen, te rompes y ya no hay resistencias. te rindes a tu destino, a tu naturaleza.
el día comenzó con el objeto triste y una llamada del Dueño. estaba muy cansado y el objeto no tenía fuerzas para seguir simulando ser humano, para seguir tomando esas microdecisiones que se suceden en la vida. el Dueño se dio cuenta y llamó al objeto para hablar con él y esa conversación fue suficiente para que el objeto se animara, y mucho.
por la tarde volvieron a hablar y el Dueño, como quien no quiere la cosa, soltó algo que dejó de piedra al objeto. dijo "En cierta medida el gran Salto ya está hecho. Ya me perteneces y puedo hacer contigo lo que quiera. Sólo estás ahí porque yo lo deseo". y así es.
el objeto ya no se siente libre, ya no tiene autonomía, ni pensamiento propio. cada vez que pasa algo aparece el Dueño en su mente como una presencia constante y permanente que condiciona todo. muchas veces el objeto ha dicho que ya vive en una jaula que encierra su mente. tantos días de castidad son una prueba de ello, al igual que la necesidad que tiene de suplicarle todo al Dueño. para los que le rodean sigue siendo humano, incluso un profesional muy eficaz y competente, pero los dos sabemos la verdad. Dueño y objeto conocen la auténtica naturaleza del objeto.
el Dueño lo está modelando, lo está configurando a su gusto, como desea. primero fueron las botas, luego la jaula ay la castidad, ahora la mordaza y luego el bondage y quien sabe que más. tampoco tiene que pensarlo mucho el objeto. sólo tiene que obedecer y nada más. es relativamente sencillo.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.

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