jueves, 2 de noviembre de 2017

día 2849 de esclavitud, 821 de castidad

el objeto casi no llega al aeropuerto porque el taxi no aparecía pero al final llegó. al salir el Dueño le dijo que se considerase amordazado y así lo hizo el objeto. de hecho, entre el momento que el objeto salió de casa y llegó a presencia del Dueño, sólo pronunció 17 palabras. las tuvo todas presentes y las contó. el viaje, además de hacerlo en silencio, lo hizo el objeto con la jaula puesta, pasando todos los controles de seguridad con ella sin ningún problema.
el avión era uno de los grandes, con tres asientos a cada lado y tres en medio. la idea original era ir leyendo, pero había películas disponibles así que el objeto prefirió ir viendo una película porque era más relajado y, efectivamente, el tiempo pasó volando.
en cuanto aterrizó en madrid notó el descenso de temperatura, lo cual agradeció enormemente. debido a los controles el Dueño ordenó al objeto ir con zapas. en los aeropuertos te obligan a quitarse las botas y pasarla por los escaneres y es una incomodidad.
el Dueño había tenido un día muy intenso así que ordenó al objeto que fuera a cenar donde siempre y luego a casa. así lo hizo el objeto y pasó sus "últimos momentos de libertar", por decir algo porque esta expresión ya no tiene sentido en la vida del objeto. cuando terminó de cenar, siguiendo órdenes, fue a casa y el Dueño estaba en la puerta, con sus pantalones de cuero, la camisa azul y las botas sendra repujadas. el objeto no pudo evitar recordar la escena, una muy parecida, siete años atrás, en que el Dueño lo recibió más o menos igual.
después de saludarnos, el Dueño puso la cadena alrededor del cuello del objeto. Dueño y objeto subieron a lac asa, y, nada más entrar en la habitación del Dueño el objeto se arrodillló y lamió sus botas. el Dueño le ordenó que se quitara los pantalones vaqueros y las zapas y se pusiera le de cuero con las botas de goma altas que son iguales a las que tiene el objeto en canarias. Él se tumbó en la cama y puso al objeto entre las piernas. el olor a cuero era muy intenso y el tacto de las botas espectacular.
el objeto estuvo un buen rato restregándose y oliendo ambas cosas mientras el Dueño le iba diciendo palabras y palabras, frase que iban envolviendo al objeto, que estaba como borracho
Entonces el Dueño ordenó al objeto que le quitara los pantalones pero volviera a poner las botas de nuevo y así lo hizo. el Dueño volvió a ponerlo entre sus piernas y el objeto volvió a restregarse, ahora con el cuero vivo del Dueño, que de pronto metió la polla en la boca de su objeto.
-¿Te gusta la nueva mordaza que tengo para ti?- dijo.
el objeto mamaba la polla del Dueño mientras Éste gemía de placer. así estuvimos un buen rato hasta que el Dueño, sujetando la cabeza del objeto, dejó su polla metida en su boca.
-Disfruta de tu nueva mordaza, me gusta esta mordaza- decía el Dueño mientras efectivamente el objeto estaba amordazado por la polla del Dueño.
así estuvimos otro rato más, hasta que el Dueño sacó la polla y se levantó de la cama. cogió el rollo de cinta americana negra y amordazó al objeto fuertemente, dando varias vueltas alrededor de su cabeza. la mordaza estaba extremadamente fuerte y el objeto no podía emitir ni un sonido. a continuación le objeto comenzó a toca al Dueño acariciándolo y excitándolo. la temperatura aumentó y el Dueño dijo:
-¡Tócate! ¡quiero que te toces!
el objeto comenzó a hacerlo aunque tenía la jaula puesta, lo que provocaba que aquello pareciese una simulación de masturbación.
-¡Tócate, que como premio no voy a dejar que te corras!- si, fue exactamente así, fueron esas sus palabras, sin error. el premio por excitarlo sería no correrme. interiormente el objeto podría pensarse que estaba resentido o sorprendido por tal "crueldad", peor nada más lejos de la realidad. como consecuencia de todo lo que estaba pasando, el objeto estaba completamente sometido, sin juicio ni criterio. todo lo que salía de la boca del Dueño era una orden sagrada y el objeto sólo obedecía, sin más. no le parecía ni bien ni mal, sencillamente era así.
de pronto el Dueño se levantó y levantó al objeto, sentándolo en una silla. todavía estaba con los pantalones de cuero, las botas por fuera y un polo negro. el Dueño ató al objeto de pies y manos, las manos a la espalda y los pies juntos, con cuerda, muy fuerte. el Dueño se puso delante del objeto mientras éste gemía e intentaba liberarse, aunque lo que realmente hacía era tentar las ataduras. la jaula. las ataduras estaban por fuera y tenía un aspecto extraño entre las dos piernas encueradas.
al final el Dueño se corrió sobre las botas del objeto con un fuerte gemido de placer. en cuanto se hubo limpiado desató al objeto y le permitió dormir con él en la cama, no sin antes y a súplica del objeto, quitarle la mordaza porque le estaba cortando de lo fuerte que estaba.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.

No hay comentarios: