negro y rojo, fuerza joven y experiencia, sumisión y cariño, autoridad y obediencia. dos auténticos lederones de la mano, sin vergüenza de mostrarse como son: elegantes, exquisitos, impecables. desprenden poder y autoridad. poco podríamos imaginar que en la intimidad tal vez hagan las guarradas más inimaginables, o que el joven se arrodillase a lamer las botas del mayor, o que éste sea atado en posturas imposibles o sometido a torturas descabelladas. porque, aunque excitante, el cuero no es más que la armadura exterior, aquello que cubre lo que hay debajo, que lo protege y al mismo tiempo lo muestra. el ejercicio del intercambio de poder es todo un gran misterio que poco a poco se va desvelando a aquellos que saben mirar.
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