día 2845 de esclavitud, 817 de castidad

podría parecer que el objeto viene de vuelta de todo, que su recorrido es lo suficientemente intenso como para no necesitar pararse, reformarse, avanzar. y no es así. hoy ha seguido en su mente un pensamiento que arrancó ayer con la conversación con el Dueño. ese pensamiento es de vergüenza y rechazo a todo lo que es humano. por ejemplo el objeto no se siente con derechos de usar ropa, o los muebles, que es eso es algo que sólo los hombres pueden hacer. o incluso la palabra, algo que ya le advirtió el Dueño. como objeto todo eso sale fuera de su ámbito, de su campo existencial. tal vez sean las palabras recientes del Dueño de que el objeto no tiene cabida en el mundo de los humanos. pero si no pertenece a ese mundo, ¿a qué mundo pertenece? lo tiene claro: al mundo que el Dueño ha creado y crea para el objeto. por eso el Dueño es una especie de dios terrenal, al estilo de los antiguos gobernantes que tenían un poder absoluto y que eran divinizados. El crea un mundo con normas, reglas, pensamientos, pero también con espacios físicos, comportamientos, ropa. hay cosas que están vetadas completamente al objeto, pero lo están porque el Dueño así lo establece. con esas normas va estableciendo unos límites donde el objeto se mueve y existe y se siente a gusto, en paz, feliz. fuera de ese mundo todo es dolor y frustración.
en cumplimiento de ese mundo hoy el objeto se ha rapado y se ha afeitado los genitales. a alguno puede parecerle una tontería pero es un símbolo de que la estética como forma de presunción no es algo que deba tener un objeto. siempre se ha considerado ir rapado una muestra de humildad y de servicio a un bien superior. monjes de distintas tradiciones se rapan al entrar en el monasterio y no lo hacen por un sentido estético únicamente sino religioso, simbólico. la rapada del objeto es igual, no es una mera cuestión estética sino una forma de entrega y sumisión al Dueño.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.