viernes, 22 de septiembre de 2017

día 2808 de esclavitud, 780 de castidad

si al objeto le sorprende, imagina lo que puede significar para otro inferior, e incluso a alguien que no participa del bdsm, la idea de vivir completamente encerrado y aislado. va en contra de muchos de los principios que rigen en nuestra sociedad pero es algo que el objeto desea profundamente.
alguien puede argumentar que no dejará de ser nunca algo más que una fantasía y que nunca pasará la frontera de la realidad. ante eso el objeto sólo puede decir que nunca pensó que pudiera ser propiedad de un Amo, que viviera en castidad, que llevara botas en su vida cotidiana, que llegara a un estado de alienación tal que no controlara su propia mente, que su obediencia hacia el Dueño fuera tan radical. nunca pensó que llevaría una jaula permanentemente o que le reconocerían como botero.
en los últimos siete años tantas cosas se han hecho realidad que no tiene dudas de que el límite de lo posible está muy alto, o bajo, depende de cómo se mire. después de ver lo que ha hecho el Dueño con la vida del objeto, si el Dueño quiere que el objeto acabe viviendo encerrado y aislado, lo hará.
cuando hemos hablado del tema la fantasía del objeto es una habitación, con o sin ventanas, preferiblemente un sótano, limpio y organizado como una mazmorra sadomaso de forma que el Dueño pudiera usar al objeto sin salir de allí. ta vez en una esquina habría una celda con un catre y dentro un retrete. en otra esquina un simple agujero en el suelo podría hacer de ducha.
habría un rincón para trabajar, una simple mesa con un ordenador bastarían. allí trabajaría la mayor parte del tiempo, cuando no fuera usado pro el Dueño. en las paredes todo el material estaría perfectamente organizado: mordazas, cuerdas, material de bondage como esposas y collares.
el objeto se imagina el mobiliario simple, de hecho el catre dentro de la celda podría ser un simple colchón. habría tal vez una cruz por si quisiera atar al objeto. tal vez habría una de esas jaulas que por encima sirven para tumbar a los sumisos y por supuesto ganchos en todas las paredes y techos para colgar cuerdas y cadenas. las paredes las imagina el objeto de hormigón, y el suelo como el de los gimnasios, esa especie de tarima. por soñar que no sea.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.

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