la vida social del objeto, como no podía ser de otra manera, se está viendo reducida al mínimo, no sólo por la acción del Dueño y por el hecho de tener que suplicar permiso para tomar un simple café, sino porque la socialización tampoco es propia de un objeto. convertirse en una propiedad del Dueño, hace que todo empiece a girar alrededor de El, y sólo de El. todo lo accesorio va, y así debe ser, desapareciendo porque es secundario, poco importante. lo prioritario es obedecer y servir, adquirir los hábitos y comportamientos que el Dueño quiere que tenga. eso significa ahora, la castidad forzosa y perpetua; y el silencio. ninguno de esos dos elementos ayudan demasiado a mantener muchas relaciones sociales.
pero es que además el objeto no desea tenerlas. no es algo que intencionadamente se produzca, sencillamente ocurre. el objeto deja de interesarse estar con la gente, prefiere la soledad y el aislamiento. el silencio impuesto es una orden, pero algo en el objeto le induce a desearlo. tal vez ese sea el éxito del entrenamiento del Dueño, en captar lo que necesita el objeto y forzarlo al ordenarlo. Él mantiene y aumenta su control y el objeto se siente realizado y feliz. a muchos podrá parecer que esto es radical, inhumano; pero es que ellos están cometiendo el error que comete mucha gente, pensar que el objeto sigue siendo humano. si evitamos esta premisa, todo lo demás cae por su propio peso.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
jueves, 20 de julio de 2017
día 2744 de esclavitud, 716 de castidad
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