parafraseando esa sentencia que dice que los árboles no te dejan ver el bosque, un sumiso podría decir que las botas no te dejan ver a los Amos, pero en este caso no es así, por arte y gracia del fetichismo. éste se basa en el hecho de centrar en un objeto el deseo y la sexualidad completa. en otras palabras, viendo el objeto, ves quien está detrás. por tanto cuando un inferior, desde esta perspectiva, ve tanto cuero y tantas botas, lo que realmente está viendo es a los Amos que las llevan. son ellas precisamente las que posibilitan ver lo que hay detrás, o encima, teniendo en cuenta que, además, como inferior, no merece tener otra perspectiva, ni estar a otro nivel. está justo donde debe estar, viendo lo que debe ver. cualquier otra cosa es un regalo de los Superiores, una concesión a su patética vida, que adquiere sentido porque sirve a esas botas, las abrillanta y se somete a ellas, que es lo mismo que decir que se somete a los Amos que las llevan. olvidarse de esto es perder el rumbo, y no saber dónde estás, ni lo que ves, ni lo que eres.
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