ocurre en todas partes, pero tal vez sea en el mundo bdsm donde más se nota el salto entre la fantasía y la realidad. una cosa es excitarte con la castidad y otra muy distinta levantarte una mañana caliente como pocas veces y darte cuenta de que no puedes ni masturbarte, no digamos cuando el Amo te dice que nunca más vas a correrte, al menos voluntariamente. podemos excitarnos pensando en ser un objeto y una propiedad de un Amo, y otra muy distinta desear hacer algo y saber que no puedes.
la sensación de pasar de una a otra, de la fantasía a la realidad, es muy extraña. es una mezcla de placer, emoción, excitación y miedo; miedo de ver que aquello que estaba en tu mente se está materializando. te das cuenta de que si está pasando eso, ¿qué otras fantasías, incluso las más oscuras, no podrían hacerse real? esta sensación la tuvo el objeto cuando el Dueño apagó por primera vez su mente el verano pasado, y cuando lo ha hecho a partir de entonces. también ocurrió la semana pasada, cuando lo consiguió no con su voz sino escribiendo.
el objeto se dio cuenta de que se abrían infinitas posibilidades. supo que llegará un momento en que, incluso con un mensaje de texto, el Dueño podrá encender y apagar la mente del objeto con una sola palabra. cuando eso llegue el objeto estará aún, si eso es posible, más indefenso, porque ¿qué impediría que, por ejemplo, durante la mañana, en el trabajo, el objeto leyera ese mensaje y quedara en ese estado? lo único que impide ese escenario es la voluntad del Dueño.
pronto se dio el objeto cuenta de que parte de ese miedo viene directamente del ego, que sigue perdiendo poder a marchas forzadas. la palabra que le gusta usar al objeto para definir esta situación es la de "vértigo". es esa sensación que te inunda al estar al lado de un precipicio y que te dice que no te lances, pero quieres hacerlo, en tu caso necesitas hacerlo y te lanzas a los pies del Amo.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
sábado, 10 de junio de 2017
día 2704 de esclavitud, 676 de castidad
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