martes, 2 de mayo de 2017

día 2665 de esclavitud, 637 de castidad

es imposible escapar de la castidad. incluso cuando se te ha olvidado que llevas la jaula, incluso cuando tu mente está tan ocupado que no estás caliente ni excitado, suele ocurrir algo que te recuerda lo que eres y cuál es tu situación. hoy 402 estaba completamente inmerso en la vorágine del trabajo, corriendo de un sitio a otro, cuando sintió ganas de ir al baño y, como hace desde que vive enjaulado, pasó de los orinales pegados a la pared y fue hasta los reservados, donde se sentó a orinar. entonces cayó en la cuenta de que ya no recordaba haber orinado de pie. ha asimilado tanto el hecho de que tiene que hacerlo sentado por la jaula que lo otro le parece lejano y extraño.
402 no se sintió mal por eso, no echa de menos hacerlo de pie, al contrario. le ayudó a sentirse inferior, en contacto con su naturaleza, inferior. ahora se sentiría mal orinando de pie. sería como algo antinatural. porque ir al baño se ha convertido en todo un ritual: sentarse, intentar que el pene esté bien para que la orina no llene la funda y se desborde por arriba, luego sacudirse bien para eliminar los restos y, por último, secarse con papel higiénico por fuera y por dentro. si esta operación no se hace bien corres el peligro de que las gotas restantes mojen los calzoncillos y el pantalón.
la castidad ha significado aumentar una serie de cuidados que antes sencillamente 402 no tenía: este de la limpieza, ponerse crema todas las mañanas para evitar roces, el afeitado semanal de los genitales. todos esos cuidados ayudan a focalizar la atención, a que no te despistes pensando que eres lo que no eres, o que tienes unos derechos que no tienes. cada minuto de atención a la jaula es un minuto de atención a tu sumisión, a tu vida real, y por tanto al Dueño. por eso la jaula es, para 402, un regalo, un fantástico regalo que, desde que la lleva, lo ha puesto en su sitio y le recuerda quien es. por eso sustituye, en la no-vida, al collar de esclavitud que lleva en su vida. es el símbolo de su existencia. ya no podría vivir sin ella, a pesar de lo que implica: no volver a tener un orgasmo nunca más.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.

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