miércoles, 22 de marzo de 2017

día 2631 de esclavitud, 595 de castidad

hoy 402 se había quitado la jaula para lavarla y lavarse. había ya terminado cuando nota, de pronto, que comienza a tener una erección sin razón aparente. inmediatamente vuelve a ponerse la jaula no sin mucho esfuerzo y dolor, de hecho costó bastante meter el pene en la vaina, pero era inconcebible para este objeto tener una erección sin la jaula puesta. cuando está en presencia del Dueño no hay problem porque sencillamente no hay necesidad de quitársela a menos que El lo diga y lo supervise, pero al vivir lejos y por medidas de higiene 402 tiene que lavarse especialmente el interior del pene porque no está circuncidado. cualquiera podría preguntarse que si esto es así, qué impide a 402 masturbarse cuantas veces quiera sin que el Dueño se entere. la respuesta es muy sencilla, la mera voluntad del Dueño. casi podría decirse que la jaula es innecesaria, aunque se ha convertido en un símbolo de la propiedad del Dueño sobre 402. la posibilidad real existe, ambos lo sabemos, y cuando existe la posibilidad existe ésta se puede convertir en acto. pero también ambos sabemos que 402 no podría mantenerlo oculto al Dueño. Éste lo notaría enseguida. la confianza del Dueño es su objeto es total porque su objeto se siente imposibilitado psicológica y hasta diría metafísicamente, a mentirle. también ambos saben que las consecuencias serían catastróficas y radicales. el castigo sería demoledor para 402 y muy doloroso para el Dueño. por eso, en situaciones como la de hoy, lo mejor es tener la jaula bien cerrada para evitar que la posibilidad se vuelva acto y, además reducir el estar sin ella justo lo imprescindible. no es la jaula lo que mantiene castrado a 402, eso es sólo un instrumento. es el Dueño que se ha introducido tanto en la mente de su propiedad que es inconcebible para 402 imaginarse siquiera desobedecer. no es tan ingenuo como para no saber que podría ocurrir pero eso significaría desandar gran parte del camino, tirar por la borda gran parte del entrenamiento y volver a empezar con unas condiciones más duras aún. y nadie quiere eso.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.

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