el bondage es como un dique, un elemento de contención que es puesto a prueba por la fuerza del atado. cuanto más fuerte y prietas las cuerdas, más tensión acumulada y más fuerza necesitas para intentar liberarte. el punto de inflexión llega cuando te das cuenta de que no puedes hacerlo, de que esas cuerdas te constriñen hasta el punto de que no podrás quitártelas por tí mismo. entonces aparece en el horizonte el otro, el Amo, Aquel que es necesario para devolverte la movilidad. ceder a esta realidad, darte cuenta de esta dependencia, es como un eco que permanece cuando te han liberado. es como una puerta que se abre o un dique que se rompe, luego es muy difícil cerrarla o reconstruirla. a partir de ese momento te sientes necesitado del Amo, incluso cuando las cuerdas ya han desaparecido.
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