su turno en el restaurante empezaba a las ocho. tenía que estar una hora antes para enfundarse el traje de latex, con capucha y todo, por algo era un restaurante fetichista. iba gente de los más variopinta y él no cruzaba una palabra con nadie. tenían que hacer como que estaban amordazados. lo que sus compañeros no sabían es que en casa tenía un traje similar. su Amo tampoco quería que hablara, sólo que El lo amordaza de verdad.
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