ser lederón a mediados del siglo XX tuvo que ser duro, a la vez que excitante. para encontrar a alguien tenías que ir al submundo, a un lugar clandestino, con puertas cerradas. si querías conseguir algún material posiblemente tuvieras que recurrir a algún amigo manitas o a un artesano discreto si tenías mucha suerte.
hoy en día las cosas han cambiado. abundan las tiendas de sexo y algunas incluso dedicadas al bdsm. esto ha llevado a comercializar los productos usados por los bdsmeros y a recrear artilugios y artefactos cada vez más imaginativos. las escenas han mejorado mucho gracias a esto. aún así hay diferentes calidades, diferentes niveles. algunos productos están hechos para aparentar, por imagen. no es lo mismo atar a un sumiso con tiras de cuero resistente que con unas tiras que se rompen a la primera presión que se hace. sin duda vivimos en una época privilegiada al menos por no poder elegir.
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