a veces uno va por la calle y se lleva sorpresas, como la foto del día de hoy, lo cual demuestra que, a menudo, la realidad supera a la ficción. acostumbrados a ver esas pelis tan elaboradas algunas, con boteros y tios masculinos, encontrarte por la calle la encarnación de la masculinidad resulta una agradable sorpresa. lo interesante de esto, al menos lo que sirve a 402, es que en otro momento de su vida habría dado cualquier cosa por arrodillarse delante de este tio y suplicarle humildemente que le dejara lamer sus botas y hacer todo lo que ordenase. sin embargo en estos momentos, sin dejar de reconocer lo excitante que pueda parecer, un efecto colateral de haber sido condicionado ante las botas, la autoridad y el poder del Dueño sobre 402 supera todo lo demás, de forma que si las cosas fueran al revés y el botero quisiera usar a 402 éste no podría hacer nada, literalmente. no es que no quisiera hacer nada, sino que no podría hacer nada. las únicas botas que este objeto puede lamer ya son las del Dueño y aquellas que el Dueño ordene lamer.
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