domingo, 12 de junio de 2016

FdD colateral


en ocasiones vemos lo más evidente y nos olvidamos de lo accesorio, que a veces es igualmente importante. con la castidad ocurre esto. las jaulas son tan llamativas y extrañas, su efecto tan importante, no poder correrte y controlar tu sexualidad, que a menudo nos olvidamos de otras cosas que producen. una de ellas es la obligación de sentarte para orinar. parece una tontería pero a los varones se nos ha enseñado siempre a hacerlo de pie. tener que sentarse quita parte de nuestra masculinidad. luego está la necesidad de extremar la higiene. los hombres que orinan de pie sencillamente se sacuden la polla y siguen adelante. un esclavo en castidad debe secar la jaula, por fuera y a menudo por dentro, con papel para evitar que las gotas que inevitablemente se quedan mojen la ropa interior. y por fin está la presencia permanente. es cierto que cuanto llevas un tiempo con la jaula, hay momentos en que te olvidas que la llevas, pero siempre ocurre algo que te recuerda que eso está ahí. bien puede ser una mala postura, un gesto que te pilla algo, o sencillamente la presión de los pantalones y el calor que hace que desees arrancártela. un dispositivo de castidad, por tanto, es algo más que lo que evita que te corras. es un dispositivo de control, de sumisión y de humillación. por eso están teniendo tanto éxito, por eso son tan populares, y por eso todo esclavo debería estar controlado por uno.

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