402 ya no recuerda cuando podía disponer de su sexo "libremente", cuando no tenía que suplicar permiso para hacer algo con sus genitales. pronto no recordará cuándo no estaban encerrados en una jaula. pero lo más inquietante no es el pasado, sino el futuro, porque el Dueño ha dicho a 402 que ya no volverán a estar de otro modo. ya no podré disponer de ellos nunca más y que existe la posibilidad muy real de que no vuelva a tener un orgasmo en condiciones nunca. son palabras grandes, que duran mucho tiempo y absolutas: nunca, siempre... el hecho es que 402 vive enjaulado, en castidad permanente, y parece que perpetua, como una condena, pero asumida, querida, deseada. es cierto que aún quedan resquicios que añoran esos tiempos, pero son pocos y no son más que restos de la humanidad que tanto molesta al Dueño encontrar en su objeto. el entrenamiento erradicará esos restos y 402 será un mero objeto sin desear, ni recordar, aquellos tiempos en que era humano. en esta situación el olvido es la mejor medicina.
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